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Bogotá pierde al salvador de las calles. Murió el padre Javier de Nicoló

Toda Bogotá lamenta la muerte del padre Javier de Nicoló, quien dedicó su vida al servicio de los niños y adolescentes, y brindó nuevas oportunidades a los habitantes de la calle y a la población en riesgo de caer en las drogas o la violencia.


El padre De Nicoló fue el fundador del IDIPRON a mediados de los años 60 - Foto tomada de IDIPRON


“Lamento la muerte del padre Javier de Nicoló, maravilloso ser humano que dedicó su vida a atender a nuestros niños jóvenes más vulnerables”, escribió el alcalde Enrique Peñalosa en su cuenta de Twitter.


El sacerdote salesiano, de origen italiano, fue el fundador de lo que hoy es el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron). En la noche del martes, a sus 89 años, el padre de Nicoló falleció a consecuencia de una enfermedad que lo aquejó durante los últimos meses. El padre vivía en Colombia desde los 21 años, cuando llegó como misionero en 1948. Quienes están vinculados hoy al Instituto, y los más de 80.000 beneficiarios de sus 49 años de trabajo, lamentan profundamente su muerte.


El deseo del padre de Nicoló, de servir siempre a los más vulnerables, surgió muy temprano en su vida cuando un hombre salesiano les decía a él y a otros muchachos en su natal Barí (Italia) que la mejor profesión del mundo era servir, con o sin guerra.


Así, el sacerdote llegó a Colombia por el puerto de Buenaventura en pleno año del Bogotazo y empezó el recorrido de servicio que haría que en pocos años lo empezaran a llamar “papá” los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que vivían en la calle y que eran consumidores de estupefacientes.


En 1970, el entonces alcalde de Bogotá, Carlos Albán Holguín, lo nombró director del Idipron, un cargo que desempeñó hasta el 2008, cuando fue retirado por la administración distrital tras el cuestionado trámite de un derecho de petición de un abogado que reclamaba que el padre, con 80 años, hacía 15 había pasado la edad de retiro de todo servidor público.


Luego se dedicó exclusivamente a la Fundación Servicio Juvenil, que lideraba desde antes de manera simultánea con el Idipron y en la que se centró en la formación técnica y la búsqueda de empleo y emprendimiento para los jóvenes que atendía.


El padre decía que fueron más de 80.000 los muchachos y las muchachas que pasaron por sus estrategias basadas en afecto, educación y trabajo.


Preocupado por la vinculación laboral de los jóvenes egresados del bachillerato en los internados y externados, también les brindó formación técnica en talleres ubicados en el Idipron y estableció convenios con entidades distritales para que los contrataran. Consideraba que sin trabajo era muy difícil mantener a largo plazo los otros logros alcanzados en autoestima y formación.


El padre Javier de Nicoló recibió cientos de condecoraciones en Colombia y el mundo. Su experiencia fue tomada como ejemplo en muchos lugares y está recogida en tres publicaciones: 'Musarañas', 'El gaminismo en Colombia' y 'El programa Bosconia-La Florida'.

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