El Tranvía: El entierro de la Paz bogotana
Tranvia cruzando la Septima con Jimenez en 1947 - Foto en Blanco y negro tomada del Foro Web Skyscraper City
Con las obras que recientemente fueron terminadas para convertir la Carrera Séptima entre las Calles 10 a Av. Jiménez en un espacio peatonal que disfrutaran todos los bogotanos que tienen que cruzar a diario por sus trabajos, estudios o simplemente para hacer uno de los muchísimos tramites que se hacen en el centro de la capital; los obreros que rompían la antigua vía vehicular para adecuarla al nuevo escenario que sería esta la vía más importante en la historia no solo de Bogotá sino de Colombia, descubrirían que debajo de estas vías había uno de los tesoros perdidos del transporte público e incluso el símbolo de la paz que moriría con un acontecimiento que dio inicio al Conflicto Armado más largo del mundo: Las vías del desaparecido Tranvía de la Ciudad.
Obras de peatonalización de la Carrera 7 con Calle 12 en el Centro de Bogotá, descubriendo una via completa del antiguo tranvia.
Ante el magno descubrimiento de no solo un pequeño riel del tren sino de toda la estructura vial de las antiguas carrileras, que para muchos de los transeúntes la veía como algo extraño, e incluso como que en este lugar hubo el Metro que nunca pudo ser. Pero en realidad, tanto las autoridades distritales como los hombres y mujeres que superan los 70 años de edad recordaron con nostalgia este símbolo de la Bogotá fría, llena de cachacos con sus trajes de paño de rayas, sombreros, ruanas, elegantes formas de caminar y de hablar, y la de una ciudad que apenas salía del periodo colonial e incluso el republicano y pasaría a una época modernista llena de edificios y más espacios para construir una ciudad que no pasaba de más de 700.000 habitantes para 1948. Pero ante el asombro de los que apenas sabemos que hubo esta estructura y que podría decirse era el sistema Transmilenio de principios del Siglo pasado, guarda en esos rieles oxidados y llenos de cemento por tantos años de haber sido una vía de buses y carros el secreto de lo que era la pacifica ciudad, que el 9 de abril sería la primera víctima del Conflicto Armado y con eso de la Bogotá que es hoy.
Como buen sistema funcionaba con rutas desde el Centro de la ciudad hasta los puntos más lejanos de la entonces ciudad como lo eran el entonces municipio de Chapinero, o la zona de Las Cruces, donde iniciaba la línea sur. También, fue pionera en el servicio de transporte para Colombia, siendo la primera en ampliar rutas de acuerdo al crecimiento de la ciudad, el manejo de pasajes económicos y subsidios para estudiantes, adultos mayores y personas en condición de discapacidad; también, de manejar un sistema de combustión limpio al ser eléctrico, permitiendo que los gases contaminantes fueran algo que nunca llegara a la mente de los bogotanos de antaño que simplemente por unos centavos podrían ir de un sector a otro por medio del innovador servicio.
El 9 de abril de 1948 el tranvia sufre un golpe mortal al ser parte de su flota quemada durante El Bogotazo - Foto en Blanco y negro tomada de Periodico El Tiempo 10 de abril de 1948
Pero al igual que muchas cosas en la Colombia que conocemos, tendría que haber un detonante para que este proceso de movilidad cayera en el desuso para el fin personal de algunos sectores que veían este, el primer sistema de transporte público de Bogotá, como un obstáculo para proveer de manera privada este servicio que para 1948 era prioritario, y el tranvía quedara relegado por no cubrir las rutas que para ese momento se necesitaran. Y ese momento llegaría cuando al medio día del 9 de abril de 1948, cuando en el Edificio Agustín Nieto con tres disparos certeros daban la muerte al caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán y los iracundos ciudadanos sabían de este suceso; el tranvía, ese sistema hermoso con sus carros atestados de ciudadanos y que fuera el símbolo de Bogotá, cayera en medio del dolor, la impotencia y la rabia que provocaría el acontecimiento que enluto al país con la muerte de Gaitán y la consecuente explosión de ira que llevó al Bogotazo.
Y en ese momento cuando pareciera que los carros a nivel político iban a ser sacados de circulación por ser ya “obsoletos” para el momento, no fue la decisión política, sino los irracionales bogotanos de ese momento le dieran el golpe de muerte a su amado servicio de transporte, el cual pareciera el culpable de la muerte del virtual presidente de Colombia para 1950 y que era aclamado y amado por muchos; así el viejo tranvía ardía en llamas por manos de los bogotanos, sus carros quedarían destruidos en toda la séptima, desde la Plaza de Bolívar donde pareciera que el infierno motorizado llegara con la quema de carros del tranvía que se agolpaban en este espacio, o de la Jiménez que frente a la incendiada Gobernación de Cundinamarca llegaban los desocupados transportes carbonizados por el odio y el rencor de ese hecho que cambió a Colombia para siempre.
Parte de la placa a nivel de piso puesta en la Carrera 7 con Calle 11 señalando la historia del antiguo Tranvia de Bogotá.
28 tranvías quedarían convertidos a viejos fierros, cenizas de sus lujosos asientos y restos de vidrios calcinados a las temperaturas que parecieran el laberno mismo en un pequeño carro que movía pueblo en su mejor momento. Esos 28 tranvías que componían solamente ¼ parte de lo que era la flotilla de tranvías de la ciudad, esos mismos 28 destruidos tranvías que cubrían las rutas del centro de la ciudad, fueron los causantes de que inmediatamente se recogieran los escombros de la destruida ciudad que provocara que en otras ciudades del país el odio se acrecentara, las llamas de la venganza se encendieran mucho más y que llevaran a que naciera ese 9 de abril el Conflicto Armado que tenemos hoy, a que las autoridades analizaran si era factible seguir con este sistema, o pasar al sistema de buses que podrían cubrir más espacios de la ciudad, cambiando energía por gasolina, bellos carros del estilo republicano, a grandes cafeteras grises del periodo de la posguerra, cambiando lo público por lo privado; y aunque para cualquier otro país, como el caso de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial recuperaron estas vías y vehículos para devolver la memoria de las nuevas generaciones, en la noche del 30 de junio de 1951, por orden de Fernando Mazuera el entonces Alcalde de Bogotá, pavimento las vías y dio muerte al sistema de transporte de la Bogotá antes del Bogotazo.
Pareciera coincidencia del destino de esta república y especialmente, esta ciudad, que prefiere olvidar sin aprender los errores del pasado, que esas vías, las mismas que en 1951, cuando Liberales y Conservadores estaban peleando por el poder ya no en los espacios políticos sino con armas en los pueblos y con cifras incalculables de muertos durante ese fatídico periodo llamado “La Violencia” y en el que Mazuera Villegas enterraba entre cemento y vigas el sistema tal vez más icónico del transporte capitalino hasta Transmilenio; fuera desenterrado en el momento en que la paz, esa misma paz que durante más de 60 años esperó toda una nación para poder crecer más y progresar en un mundo que quiere paz y dijera, es hora de recordar por qué está enterrada y lo mucho que se puede aprender de este descubrimiento, que tal vez por muchas razones no pueda recuperarse para que rueden los viejos carritos vino tinto o los modernos metros ligeros como se le llaman a los tranvías modernos, pero sí de que en esas vías que ahora aparecen como cualquier gran pieza de arte, protegida por un cristal para que al estilo de un museo puedan ser visitadas, nos recuerde como un sistema representa la memoria de los que creemos que la paz es posible si desenterramos los odios para aprender de ellos y volverlos perdón para las nuevas generaciones.