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El día en que Camilo Torres se volvió Rafael Uribe Uribe

La historia de una localidad donde cruzamos todos los días viendo en ella los hogares de miles de familias que se asentaron en el sur de Bogotá buscando mejores oportunidades o porque el ambiente sea tal vez el más grato entre sus vecinos y conocidos, es tal vez desconocido e incluso ignorado por los que día tras día estudiamos, trabajamos o vivimos en esta zona cercana a las dulces montañas y el esplendor de una sábana como es la bogotana, que en tiempos de la incipiente republica eran haciendas de los más acaudalados criollos y españoles de la era colonial. Sin embargo el tiempo cambia y se volvió la zona de las viviendas históricas, los primeros asentamientos ilegales que luego se volverían legales y de miles de historias que tal vez pasamos por alto, y una de ellas es el origen del nombre con el cual engalana esta localidad de más de 600.000 habitantes, 216 barrios y 5 UPZ: Rafael Uribe Uribe.

Articulo del 5 de diciembre de 1971 del Periodico El Tiempo, resaltando el nacimiento de las Localidades La Candelaria y Rafael Uribe Uribe. Crédito del Microfilme: Periodico El Tiempo Diciembre 5 de 1974, Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Colombia.

Para entenderla, tal vez hay que remitirse hasta 1974, cuando el liberalismo asume el poder en el final del Frente Nacional, movimiento hecho entre Godos y Cachiporros, o para el entendimiento del más joven, Conservadores y Liberales, los cuales por defender la democracia luego del golpe militar de 1953 llegando Gustavo Rojas Pinilla al poder accedieron a lo imposible, repartirse el poder por 16 años y con ello protagonizar uno de los momentos históricos más tensos de Colombia; pero volviendo a Bogotá, la capital de un país que vivía el inicio de una nueva etapa del conflicto armado y en el cual veían en esta su capital la oportunidad de volver a iniciar sus vida luego de perder todo gracias a las acciones de uno y otro grupo armado que buscaba defender el interés de uno o muchos, terminaban asentándose en zonas del hoy conocido espacio del Barrio Colinas (Primer barrio de invasión en Bogotá) o de la Hacienda Molinos de los Chircales donde nacerían asentamientos como Palermo Sur o San Agustín Sur. Pero frente a esta ciudad que veía como el crecimiento demográfico explotaba en esta zona de la ciudad, el escogido para asumir la batuta de esta ciudad, cercano del presidente electo Alfonso López Michelsen, tendría el reto de asegurar la atención de ese sector que por sus características especiales, debería de tener como 16 sectores de Bogotá su propia Alcaldía Menor.


Así Alfonso Palacios Rudas, tolimense de nacimiento pero bogotano de corazón asumió el reto el 7 de agosto de 1974, siendo escogido por el presidente López (Ya que antes de 1988 los Gobernadores y el Alcalde de Bogotá eran escogidos por el Presidente de Turno y no por Elección Popular) y empezando el reto de entender a la Bogotá setentera que viviría el fenómeno de la llegada de miles de desplazados del campo que tendrían que ser atendidos de una manera especial para evitar que el olvido y el desprecio llegue a sus vidas destrozadas por el conflicto. Con esto de la mano del paisa Secretario de Gobierno Hipólito Hincapié, en septiembre de 1974 presentarían al Concejo de Bogotá la propuesta de crear 2 Alcaldías Menores o Localidades en Bogotá, pero tal vez la mayor duda era el nombre que tendría la localidad 18 de Bogotá, porque la 17 en razones obvias de su historia recibiría el nombre del barrio más tradicional de la cachaca capital como es La Candelaria; y es así que en principio la 18 recibiría como nombre Camilo Torres, el mismo hombre que defendió la libertad de los criollos el 20 de julio de 1810 cuando se firmó el Acta de Independencia de Santa Fe, quien fuera presidente durante la época de la patria boba y quien fuera el más acérrimo opositor del hombre de la traducción de los derechos humanos y de la conformación de un sistema federal en la joven nación liberta: el prócer Antonio Nariño, coincidencialmente vecino de la nueva localidad al norte y que se había creado en 1972 por disposición del antecesor de Palacios Rudas: Carlos Albán Holguín.


Sin embargo, cercana a la aprobación del Concejo de ese entonces, la historia tendría un cambio certero que llevaría a que Camilo Torres no fuera el nombre de la localidad de la Piedra del Amor, las casas abovedadas del Quiroga, el Hospital de los tuberculosos de la capital, la de la leyenda de Matatigres, la de la Hacienda molinera más famosa de Bogotá o la del cementerio de los judíos bogotanos; siendo la fecha el 15 de octubre de 1974 cuando Hincapié al asistir a un evento de memoria en el Partido Liberal cambiara la propuesta por la del nombre del otrora líder liberal que caería asesinado de hachazos 60 años antes en 1914 y quien fuera no solo el militar que combatió conservadores en la Guerra de los Mil Días, sino el pensador más claro del liberalismo de principios del siglo XX y quien defendería el derecho de los trabajadores colombianos, el campesino humilde y las mujeres que para ese entonces no tenían muchos derechos como ciudadanas: Rafael Uribe Uribe.


Barrio Gustavo Restrepo y Las Colinas, visto desde la Av Caracas con 30 Sur


En ese preciso instante, y con apoyo de dos mujeres liberales que tenían la investidura de ser concejales de Bogotá Mercedes de Rivera y Amparo Ávila Rodríguez, quienes pronunciarían la frase que selló el nombre de la localidad 18 en la sesión del 3 de diciembre de 1974, la cual fue “Camilo Torres ya ha recibido muchos homenajes de parte de la ciudad”, fue cambiado el proyecto y en la noche de ese mismo día el Concejo de ese entonces dio por creadas las localidades 17 La Candelaria y la 18 Rafael Uribe Uribe, siendo sancionadas por el Alcalde Palacios Rudas al día siguiente: el 4 de diciembre, dando origen a la localidad que hasta hoy es reconocida en el Distrito como la localidad de la memoria, porque no solamente en este lugar muchos desplazados de la primera parte de la guerra contemporánea en Colombia llegarían a Colinas, Lomas, Palermo Sur, o incluso en los barrios Quiroga o San José, de un nivel social distinto para la época, sino que recuerda el nombre de una persona que hasta hoy su crimen ha quedado impune y que la Bogotá de hoy simplemente lo recuerda como el nombre de una localidad y no como el héroe que pensó en las primeras reformas sociales que permitieron tener nuestros primeros derechos plenos en el trabajo de muchos que hoy trabajamos solamente 8 horas.



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